
1. En la fase inicial el agresor piensa, calcula y estudia un nuevo plan de ataque a la víctima. Es natural pensar que en esa etapa, la víctima se encuentre muy afectada por el miedo a que al volver con él, el agresor le haga algo peor que lo que ya hizo o de lo que podría pasar si no regresa con él. Ante la difícil disyuntiva de debatirse entre las que cree son solo dos opciones para escoger, la víctima muchas veces prefiere la mala conocida (volver con el agresor) que no siempre es mejor que la que cree mala por conocer (permanecer lejos del agresor). (Fase potencial).
2. Cuando al agresor no le es posible o no se atreve a ubicar a la víctima, entonces suele drenar su agresividad mediante el uso de amenazas en mensajes de voz o de texto; la destrucción de bienes muebles o inmuebles; el alejamiento de los hijos y la privación de medios económicos o lo más usado: el desprestigio personal y/o profesional, etc. (Fase del despliegue).
3. El agresor puede pensar que los nuevos hechos violentos también pueden justificarse. Por ej. Si él fue quien le consiguió el trabajo a la víctima, también puede conseguir que la despidan; si él compró los muebles o la ropa con su dinero, tiene derecho a quemarlos; si ella tiene amistades es porque él se las presentó y le es lógico pensar que pueda alejarla de ellos ; si ella es socialmente respetada, es gracias a él y puede también hacer que la desprecien; si él es quien mantiene económicamente a los hijos o tiene más educación formal que ella, es justo que sea con él con quien deban vivir. (Fase de la negación).
4. El agresor puede volver a: Pedir perdón por sus conductas recientes (acostumbra a obviar las pasadas); prometer erradicar su conducta violenta; brindar regalos más costosos que los que dio la primera vez; ofrecer hablar con el sacerdote que lo casó con la víctima; anunciar que se convertirá al cristianismo; intentar descifrar sueños o mensajes de brujos y adivinadores; rociar la casa con agua bendita, etc. (Fase de la reconciliación).
El perdón incondicional
El agresor puede dar la vuelta en ciclos sucesivos tantas veces como las circunstancias descritas se lo permitan. Si la víctima lo perdona en un subsiguiente ciclo de violencia (donde el agresor se ha movido solo), además de los daños físicos, emocionales, psicológicos y patrimoniales, podría tener que cargar con uno adicional que es el moral..."(Esta edición de Agenda Familiar se hizo el 8 de Julio/2010en base a este extracto del libro VIOLENCIA DOMÉSTICA A LA LATINA)
Autora: Dra. Belitza Contreras. (http://www.belitzacontreras.com)
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